El artista plástico, Hermes Quintana, de reconocida trayectoria en nuestro país, representa una búsqueda permanente de los elementos naturales o creados por el hombre, que de una u otra manera impactan en su naturaleza espiritual. Es por eso que hoy, captura el paisaje y mañana se identifica con el silencio de las antiguas capillas cuyas torres se elevan al cielo como índices proféticos. Hoy plasma en su tela la sublime inocencia de un niño y mañana, hará lo propio con el anciano cuyo rostro, con el tiempo, se torno rugoso como la epidermis del algarrobo.
"La pintura de Hermes Quintana es una entrega de belleza desinteresada, auténtica y pródiga de amor. Verla será como leer una buena poesía o escuchar una dulce melodía".
Hermes Quintana
La prolongada charla mantenida con Hermes Quintana, quien es en edad el mayor de nuestros referentes de la pintura, nos permite ahondar un poco en su personalidad. Su amor por el arte y en especial por la pintura, le llevó allá en 1943, a relacionarse tempranamente con grupos a fines, en este caso, haciendo su ingreso a un taller libre (en una Escuela de Arte) donde desarrollaba diversas actividades artísticas, incluyendo exposiciones, concursos, afiches, etc.
Sus comienzos en el campo laboral le relacionaron con una actividad íntimamente ligada también con el arte: La Fotografía.
Sus comienzos en Chilecito fueron allá en el año 1951, cuando se radica instalando una relojería. Rápidamente se inserta en el medio, abrazando nuestra cultura y también familiarizándose con nuestro estilo de vida chileciteño – riojano.
En el arte fotográfico pudo expresarse en plena etapa del recordado “Blanco y Negro”, cuando era posible también, debido a esa técnica, plasmar con mayor dramatismo los efectos artísticos y expresivos que permitía la fotografía monocromática, por los contrastes que se lograban, donde el Blanco y Negro hace posible mejor expresión. Su frondoso archivo de fotografías artísticas y documentales, permiten visualizar temas bien nuestros como costumbres lugareñas, rostros de curtidos campesinos en su rancho de adobe con techos de rama y barro, su horno tradicional, fauna regional, y flora silvestre además de innumerables paisajes autóctonos. En el ámbito cinematográfico, también tuvo su incursión con éxito relativo a la época que le tocó vivir. Había viajado a los Estados Unidos, invitado como radio aficionado, y allí le fue posible adquirir una moderna filmadora de cine, toda una novedad para la época. Al regresar, ya había filmado bastante, con gran satisfacción por lo amplios recursos que la imagen en movimiento ofrecía, viva, real, dinámica. Fue en ese momento, cuando recibe la propuesta por parte de Werner Costas, de realizar un cortometraje sobre el tema “El Patay”. Se llevaría a cabo en Vichigasta. Aquel conocido pan regional autóctono, hecho con harina de algarroba molida y de gran valor nutritivo, que nuestros antepasados indígenas usaban para su alimentación.
Un encuentro de realizadores cinematográficos amateurs en Olavarría, los convocaba y con sorprendente éxito luego de haber participado, lograron el primer premio, para su sorpresa, ya que no le habían esperado, logrando importante revuelo en la prensa gráfica, radial que hacia eco por el logro obtenido por estos desconocidos riojanos.
La amplia variedad de nuevos recursos que ofrecía el cine en el campo artístico y documental, le permitió también realizar otros cortometrajes, entre los que se destaca la vida de Don Pancho Ormeño, el conocido curandero que hizo leyenda, basada en un poema de Don Carlos Larrosa.
Estos cortometrajes y audiovisuales en diapositivas, fueron una grata experiencia que le brindo abundantes satisfacciones en su carrera artística y documental. Continuando nuestros tranquilo dialogo en una quieta mañana de semana Santa, comienzan a fluir desde su cofre de los recuerdos, memorables momentos vividos con aquellos amigos y conocidos referentes de la cultura Chileciteña que ya no están: Profesor Roberto Trasobares, Poeta Carlos Larrosa, Hermanos Peralta Dávila, Osmán Páez, José Rexach, Julián Amatte, Alberto G. Ocampo, Efraín de la Fuente, Werner Costas, Fernández Otero, “Miyo” Cataldo, y un grande de la pintura que se nos acaba de ir, el Pintor Leonidaz Ruiz Olmedo. Muy pocos días antes de partir a Estados Unidos, en el presente año, en Enero, la fecha estaba fijada, y luego de visitar a su amigo, gravemente convaleciente en la Clínica, no dudo en rendirle un homenaje. Eran grandes amigos, habían salido a pintar juntos en muchas oportunidades, y era alguien a quien admiraba. Rápidamente se organizó una exposición en el Museo Gonzaleano, en la que se expondría una extensa variedad de cuadros suyos, en homenaje al Pintor, Ruiz Olmedo.
La muestra fue un verdadero éxito, pocas veces se había visto tan interesante concurrencia, y con la particularidad de la ausencia de dos personas claves: el Autor de las obras y el homenajeado. Acababa de fallecer Don Leonidas Ruiz y así recibía un póstumo homenaje de su amigo Hermes Quintana.
El amor por la pintura y los paisajes le llevó a Don Hermes a recorrer un sin números de rincones, algunos desconocidos por la mayoría, y rescatando de cada uno de ellos, los temas que enriquecerían su variado temario, expresado con fluidez por su inquieta paleta de colores. Dos temas son de su preferencia: el paisaje, y la figura humana.
También como escultor, pudo expresar su talento, habiendo realizado bustos y esculturas que hoy ostentan conocidas plazas y paseos públicos, además de escuelas y jardines de infantes del medio: Plazoleta "El Chacho", Plaza de Los Caudillos Federales, Escuela 9 de Julio, Jardín Barrio Mayo, etc. En la Provincia de Salta, el Pueblo Joaquín V. González y su Escuela recibieron sendos bustos en donación con la figura del conocido Jurista y Legislador Riojano.
En cuanto a reconocimiento personal, destaca que existía una ley Provincial de reconocimiento al merito artístico, que además asigna una mensualidad vitalicia a quienes legítimamente corresponde. Curiosamente esta ley fue respetada para favorecer solamente autores riojanos quedando sin efecto los reiterados reclamos que infructuosamente realizaron el Profesor Efraín de La Fuente y Hermes Quintana.
Hoy, sus obras de arte, engalanan elegantes ambientes muy frecuentados, en Naindo Hotel (La Rioja), Plaza Hotel, Ancasti (Catamarca), American Hotel (Catamarca), Galería Rustique de La Rioja, además de las innumerables obras adquiridas que fueron llevadas a distintos puntos del planeta. Su arte me parece majestuoso, sus pinturas son bien detalladas, sabe soltar sus sentimientos e inmortalizarlos en ellas con energía y como que cada persona que la contemple sienta lo que ve en sus cuadros; los paisajes son muy hermosos y nos hace apreciar su humilde esplendor. La gente de La Rioja debe mantener siempre su cultura, valorar muestras de arte plástico como estas. Sin duda alguna, Hermes Quintana es un gran ejemplo de artista de nuestra querida provincia.